La soledad se hizo a la luz en el foco de un largo camino
galopando trajo consigo algunos recuerdos y algunos cariños,
sosegada y silenciosa dio paso a la inmensidad de una pena
aletargada por un reloj de arena que contaba la espera.

Es inconcebible el llanto que nos ata al monasterio
es una locura de aquellas que no tiene pie en el firmamento
una estrella casi rota en un polvo de mares y lamentos
una sonrisa imperfecta dibujada con mariposas y ensueños.

Una esquina que no es esquina para el tiempo que nos aqueja
una lámpara que ensordece los pensamientos divergentes
unas manos que no tocan más que la luz de algunas fotos
unos guantes que nos traen más poder que un matrimonio.

La soledad no es más que una vil mentira inventada
una rosa olvidada de caricias grandemente infortunadas
más que la belleza de la simpleza que nos hace pares de dos calles
no es más que la añoranza de vivir cuando aun no caen las bondades.

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